Desde los tiempos de C.S.Lewis y J.R.R.Tolkien hasta Oprah y Reese Witherspoon, los clubes de lectura son puntos de inflexión para desarrollar la creatividad, adquirir nuevas ideas, abrir nuestros ojos a distintas cosmovisiones, compartir una pasión común y encontrar una comunidad en la cual apoyarse.

“Una persona que no lee no tiene ninguna ventaja sobre otra que no sabe leer”, nos lo sintetizó Mark Twain. Leer nos prepara para el presente y el futuro, desarrolla el pensamiento crítico y a la larga “paga el mejor de los intereses” (Benjamin Franklin).

Por eso, decidimos conversar con un club de lectura ya formado y contarles aquí su experiencia, para tener el ejemplo más claro. “El club de lectura de los jueves” está integrado por siete chicas, que tienen en común ser integrantes de un grupo de estudio bíblico de una iglesia local.

Iniciaron con el club de lectura hace un año y ya leyeron tres libros: “Persigue tu León” de Mark Batterson, “Espíritu Santo” de John Bevere y “Linaje de Gracia” de Francine Rivers. Y ahora se encuentran leyendo “Matar la kriptonita” de John Bevere.

Adriana Navas, una de las integrantes, nos cuenta que todo comenzó gracias a que una de las compañeras siempre les estaba recomendando libros o bien les hablaba de lo que leía: “Si bien ninguna del grupo iba a su ritmo, ella aprendió a ir al nuestro. Aprendíamos una de la otra porque era impresionante cómo leyendo las mismas hojas cada una veía algo diferente. ¡Es como leer a través de 7 cerebros o 7 puntos de vista diferentes!”.

María José Torales, otra de las integrantes, hace una selección de títulos a elegir, viendo cuáles tienen disponibilidad en las librerías o quiénes podrían prestarles. Una vez decidido el libro entre todas, van leyendo por capítulos que los comentan cada jueves. Cada una comparte un poco de lo que le gustó o la enseñanza que le dejó.

“Como sí o sí coincidimos en varias cosas lo comentamos juntas, surgen preguntas para profundizar e, incluso, algunas investigan un poco más sobre el tema o el contexto, y eso enriquece los tiempos de debate. Además, tratamos de seleccionar libros que ya vengan con un material extra para ayudar al debate o al estudio, como pasó con los anteriores que ya leímos”, explica María José.

¿Y si algunas de las chicas antes no tenía el hábito de leer? Nathalia Galván nos responde al respecto: “Era una joven cuyo hábito no era en lo absoluto leer libros. Apenas podía leer páginas de libros de la universidad. Me costaba pero siempre me esforzaba, no tenía ese hábito ni el impulso de mi alrededor. Al empezar este año decidí que si iba estar en el club era porque realmente quería adquirir nuevos hábitos. Recuerdo que llegó el día de debatir y todas hicieron su parte de leer los capítulos asignados y yo fui la única que no terminó. Me sentí mal porque todas se explayaban y enriquecían el libro y me daba ganas de leer en el minuto que debatían y eso hizo que yo me esforzara. Con el tiempo, no sólo eso, sino que me apasioné por leer más y más. Al escucharlas debatir, era como que yo me decía dentro mío ‘¡Yo quiero eso!’. Con el tiempo logré leer estar en sintonía con el grupo”.

¿Por qué recomendar un club de lectura? Nathalia alienta: “El leer y escuchar el debate de todas me dio más sabiduría. Un enriquecimiento que empezó con un libro y un club de lectura”.

¿Tienes ganas de crear tu club de lectura y disfrutar de sus beneficios?

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