Cuando vivimos ignorando nuestra misión de vida nos despertamos cada día en medio de la niebla: no vemos quiénes somos, dónde estamos ni a dónde deberíamos dirigirnos. Pero cuando descubrimos nuestra misión de vida, la claridad, el sentido y el impacto empiezan a aparecer.

¿Qué es una misión de vida?

¿Qué? ¿Cómo la encontramos? ¿Por qué es importante definirla? Una misión de vida es tu “razón de ser” y es tu “encargo”, es decir, esa tarea específica que debes cumplir mientras estés aquí en la Tierra.

El diseñador de tu vida es Dios, es el que le da significado a tu existencia. Por eso sólo en Él encontramos las respuestas a nuestras interrogantes.

Lamentablemente hay personas viviendo sin definir su misión. Son llevadas por el viento de las circunstancias o, lo que es peor, ponen su vida entera en manos “del destino”, o de la suerte.

El riesgo de vivir así es que:

Cuando no somos guiados por un propósito nos anestesiamos con placer. Y vivimos distraídas. También nos desenfocamos, porque cualquier opción nos parece válida. No tenemos un norte. Y la vida, poco a poco, va perdiendo sentido. Nos despertamos en medio de la niebla.

Contrario a esto, en la Biblia encontramos ejemplos de hombres y mujeres que vivieron su misión de vida y se enfocaron:

El apóstol Pablo: su misión fue llevar el nombre de Cristo a los gentiles, a reyes y a los hijos de Israel (Hechos 9:15)

El profeta Jeremías: su misión fue hablar a las naciones la palabra de Dios (Jeremías 1:5)

Eunice y Loida: su misión fue enseñar y persuadir a creer en Jesús (2 Timoteo 3:14)

La empresaria griega Lidia: su misión fue servir a los siervos de Dios y a los hermanos de la fe (Hechos 16:40)

La diaconisa Febe: su misión fue servir a la iglesia (Romanos 16:2)

Y Dorcas: cuya misión fue ayudar a los más necesitados, abundando en buenas obras (Hechos 9:36).

¿Cómo obró Dios en ellos y cómo puede hacerlo en tu vida? De 3 formas:

Primero: les dio una tarea específica.

Segundo: Dios les confrontó con su realidad, con su comodidad, sus miedos, y limitaciones.

Tercero: se perfeccionó en ellos con su poder para que cumplan su misión y sean parte de la historia.

Recuerda: tu misión te da sentido. Una vez que la descubres nunca más vuelves a levantarte en medio de la niebla, sino con la claridad del amanecer que Dios trae a tu vida.

Octubre, 2020 | Por Karen Lacota | 0 Comments